Escrito por: QFB. Liliana Orozco, de la redacción de INMUNONUTRICIÓN CLÍNICA
Nuestro sistema inmune es capaz de mantener al organismo en un estado saludable a pesar de las agresiones y variaciones del medio exterior. Es lo que se conoce como homeostasis inmunitaria, y no se trata de una situación estática sino variable dentro de unos límites precisos (1).
Frente a una lesión en la piel, la picadura de un mosquito, una infección por un virus o cualquier otra agresión del medio, nuestro sistema inmune pone en marcha estrategias concretas y diferentes en cada caso con el objetivo de defendernos de la manera más eficaz posible
En individuos sanos que mantienen un estado saludable de homeostasis inmune, el desafío de un antígeno (agente) extraño y potencialmente infeccioso o un antígeno creado por sí mismo que amenaza la salud de un órgano o sistema de órganos inicia una cascada de respuestas apropiadas que tienen como objetivo restaurar el cuerpo a su estado previamente libre de amenazas.
Cuando la homeostasis inmunitaria se altera en circunstancias particulares (infecciones por microorganismos, estrés, contaminación ambiental, desequilibrio alimenticio, etc.) la respuesta inmunitaria del cuerpo puede volverse hipoactiva o hiperactiva.
Cuando la respuesta inmune se vuelve hipoactiva, es decir, deja de responder o es ineficaz (3), pueden presentarse infecciones frecuentes, heridas que tardan en cicatrizar e incluso trastornos inmunes graves como el cáncer, en donde es posible que las células inmunitarias que hubieran reconocido a las células cancerosas como peligrosas no se hayan preparado adecuadamente mediante la diferenciación inmunitaria y la señalización, mecanismos capaces de impedir el crecimiento y expansión de células cancerosas.
Por otro lado, cuando la respuesta inmune se vuelve hiperactiva, es decir, cuando las propias células inmunes atacan células y los tejidos del propio cuerpo, puede llevar al desarrollo de enfermedades autoinmunitarias: diabetes tipo 1, artritis reumatoide, lupus, etc. (4). Por ejemplo, la enfermedad autoinmune esclerosis múltiple se presenta cuando el cuerpo percibe tejidos asociados con el sistema nervioso como el cerebro y la médula espinal como extraños y peligrosos y monta un ataque contra estos tejidos. En otros casos una respuesta hiperactiva del sistema inmune es caracterizada por la liberación de interferones, interleucinas, factores de necrosis tumoral, quimiocinas y otros varios mediadores llamados citoquinas (proteínas que regulan la inmunidad y la inflamación), causando una reacción inflamatoria, que en ocasiones resulta fuerte e incontrolable. El Covid-19 es una enfermedad infecciosa que puede presentarse como una respuesta inmune hiperactiva e incontrolada, causando una lesión inmunológica grave.
El papel de la microbiota intestinal en la homeostasis inmune y la autoinmunidad
Mantener un delicado equilibrio en el sistema inmunológico mediante la eliminación de patógenos invasores, al tiempo que se mantiene la autotolerancia para evitar la autoinmunidad, es fundamental para la salud del cuerpo. La microbiota intestinal que reside en el tracto gastrointestinal proporciona beneficios esenciales para la salud de su huésped, particularmente mediante la regulación del homeostasis inmune. Se han utilizado varios enfoques para demostrar que las señales derivadas de la microbiota intestinal son críticas para el desarrollo del sistema inmunológico (2).
Actualmente se ha evidenciado que la microbiota intestinal tiene un profundo efecto en el sistema inmune del huésped y puede afectar a las enfermedades autoinmunes tanto dentro como fuera del intestino. Aparte de los factores genéticos, los factores ambientales también juegan un papel importante en la configuración de la microbiota. Estos factores deben tratarse con precaución, ya que las prácticas inapropiadas, como el uso excesivo de antibióticos, podrían aumentar el riesgo de enfermedad autoinmune por la inmunomodulación mediada por la microbiota (2).
La inmunomodulación nutricional tiene diferentes mecanismos de modular la respuesta inmune. Con una adecuada nutrición y un adecuado aporte de aditivos y sustancias inmunomoduladoras, además de moduladores de la microbiota como lo son los probióticos y prebióticos, se puede estar mejor preparado ante los desafíos que el organismo se enfrenta cada día (5).
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“Aprende a cuidarte por dentro, para sentirte bien por fuera”
REFERENCIAS
Escrito por: QFB. Liliana Orozco, de la redacción de INMUNONUTRICIÓN CLÍNICA